107 pasos
“They say it’s the last song.
They don’t know us, you see.
It’s only the last song if we let it be”
Me tropecé con «Dancer in the dark».
Solo la había visto una vez y no recordaba por qué no la volví a ver.
Una vez terminada, hecha un mar de lágrimas, lo recordé.
Qué vaina tan desgarradora y emotiva. Los sacrificios que hace una madre por sus hijos, no conocen límites. Incluso dar su propia vida. Por eso me cuesta tanto entender cuando alguien dice que su mamá no lo quiere o tiene un trato distante y frío.
No digo que no sea posible, pero será una porción muy pequeña del universo maternal.
Además de la propia historia, Catherine Deneuve y Björk son razones más que suficientes para ver la película.
Björk es todo lo que está bien en la vida. Maravillosa.
Y hacerla al estilo documental, le da a la película un plus adicional.
Seguro no habrá una tercera oportunidad de volver a mirarla. Con esta, ya está. Y se suma otra razón para evitarla en el futuro. Hay un nombre que prefiero evitar.
De los poquísimos musicales que me gusta. De hecho creo que es el único. No es mi estilo.
Mención especial para otra maravilla que ví, «Requiem for a dream».
Debe ser una de las películas más duras al tratar el tema de las adiciones, lo que involucra y sus devastadores efectos.
Es sumergirse en la dantesca y oscura realidad que padecen 4 personas de Coney Island.
Y Jennifer Connelly debe ser una de las mujeres más bellas de la historia de la humanidad.
Ojalá vean la versión sin censura. Espectacular y muy recomendada.


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